¿Qué son las calderas de condensación?

Las calderas de condensación son aparatos similares a las calderas “de toda la vida”, pero que incorporan una tecnología que aumenta notablemente su rendimiento. A primera vista no se observan diferencias, y los fabricantes las han diseñado de forma que la sustitución de una caldera tradicional por una de condensación sea tan sencilla como cambiarla por una igual. Las únicas exigencias de estas calderas son disponer de un desagüe para evacuar los condensados y la necesidad de tener una salida de humos estanca, bien sea a cubierta o bien a fachada en los casos en que esté permitido.

Las ventajas de las calderas de condensación frente a las convencionales son numerosas:

  • mayor rendimiento, lo que supone un importante ahorro por su menor consumo de gas.
  • mayor seguridad para el usuario, por su cámara de combustión estanca y otras medidas de seguridad incorporadas.
  • mayor comodidad: al coger el aire para la combustión directamente del exterior, no son necesarias incómodas rejillas de ventilación, o interruptores-conmutadores que no permitan encender la caldera si está encendida la campana extractora, por ejemplo.
  • menor temperatura de los humos de combustión: al aprovechar esa temperatura para calentar el agua de calefacción, la temperatura disminuye hasta el punto de que los fabricantes incorporan salidas d humos de materiales plásticos.
  • reducción de emisiones de CO2.
  • rápida amortización: elegirla antes que a una caldera convencional es casi incuestionable, pues su mínima diferencia de precio se amortiza en solo dos años gracias al ahorro obtenido

 

¿Por qué calderas de condensación?

Los hidrocarburos generalmente utilizados como combustibles (gas natural, GLO, gasóleo..) están compuestos de carbono e hidrógeno en diversas proporciones, elementos que al combinarse con el oxígeno del aire, forman respectivamente dióxido de carbono (CO2) y agua en estado gaseoso (H2O). Cada litro de agua proveniente de los gases de combustión en forma de vapor tiene capacidad para ceder 2260 kilojulios (kJ) si se condensa: esto es energía térmica que, en calderas convencionales, se pierde, enviándose a la atmósfera por la chimenea.

Sin embargo, los combustibles, especialmente los líquidos, tienen impurezas como el azufre, que forma óxidos de azufre al combinarse con el oxígeno atmosférico. En las calderas corrientes, estos gases procedentes de la combustión se expulsan a temperaturas superiores a 150 ºC para conseguir tiro térmico y para evitar que el agua se condense y forme ácido sulfuroso o sulfúrico al combinarse con los óxidos de azufre (SO2 + H2O → SO3H2 y SO3 + H2O → SO4H2), lo que corroería sus partes metálicas. Esos problemas son el motivo por el que las calderas convencionales han estado instalándose casi en exclusiva hasta hace poco tiempo.

Sin embargo, el conocimiento de combustibles sin contenido de azufre, como el gas natural y el GLP, permitió idear la caldera de condensación, que aprovecha la energía latente en el vapor de agua (los mencionados 2260 kilojulios por litro). Para conseguirlo debe preparar el agua a una temperatura máxima de 70 ºC (en vez de 90 ºC, como las calderas corrientes) y evacuar los gases a temperaturas inferiores a las de condensación (100 ºC a nivel del mar), lo que, por otro lado, reduce el tiro térmico del conducto de gases y hace necesario utilizar un ventilador.

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Fig. 1. Interior de las mejores calderas de condensación del mercado, Viessmann Vitodens.

 

¿Cómo funcionan las calderas de condensación?

El funcionamiento para el usuario es muy similar al de las calderas convencionales, pero teniendo en cuenta que estas calderas deben trabajar a la mínima temperatura que permita el sistema de calefacción para tener un rendimiento lo más alto posible. Esto las hace calderas especialmente indicadas para sistemas de calefacción de baja temperatura (radiadores de baja temperatura, suelo radiante, etc), aunque el hecho de tener un mayor rendimiento también supone un considerable ahorro de gas en instalaciones de radiadores convencionales.

En su interior, el funcionamiento varía para lograr ese mayor rendimiento: si en una caldera convencional el agua de calefacción pasa por un serpentín y gracias a la llama se calienta, lo habitual es que las calderas de condensación incorporen además un segundo serpentín antes del convencional, por el que se hace pasar los humos de la combustión, que cederán su calor al agua de calefacción, con lo que este llegará al primer serpentín más caliente que en las calderas normales.

Cuando los gases de la combustión ceden calor (energía) al agua de calefacción se condensan, pasando de estado gaseoso a líquido. Es precisamente ese proceso el que da nombre a esta tecnología y lo que motiva el aumento de rendimiento de las calderas, que supera el 100 %. El líquido procedente de la condensación de los humos es el que hay que evacuar a un desagüe.

Otro tipo de calderas de condensación son las calderas “de llama invertida”, que como se puede ver en la figura 3, solo incorporan un serpentín, y producen la llama en la parte superior de la caldera, “hacia abajo” (de ahí su nombre), aunque su base de funcionamiento es similar a las primeras.

Calderas de condensación

Fig. 2. Esquema de funcionamiento de las calderas de condensación. A la derecha, una caldera del tipo “de llama invertida”.

Leyenda:

1- Entrada de gas

2- Entrada de aire

3- Salida de gases (chimenea)

4- Retorno de calefacción

5- Ida de calefacción

6- Desagüe de condensados

 

¿Por qué hablamos de un rendimiento superior al 100 %?

El rendimiento de las calderas de condensación resulta ser superior al 100 %, frente al 80 % de media de las calderas convencionales, algo que puede resultar chocante; esto es así porque el rendimiento de las calderas se mide basándose en el poder calorífico inferior (PCI) del combustible, que no tiene en cuenta el calor latente de la vaporización del agua, y que se definió (evidentemente, antes de conocer las calderas de condensación) como el máximo calor que se podía obtener en una combustión racionalmente, sin poner en peligro la caldera (con combustibles con contenido de azufre).

Así, basándose en el PCI, las mejores calderas convencionales tienen un rendimiento energético del 90 %, pues el 10 % de la energía térmica que generan se pierde al evacuarse con los humos de la combustión por la chimenea.

Por el contrario, las calderas de condensación de gama alta solo pierden un 2 % de la energía generada por los humos, y además, “ganan” un 11 % mas que obtienen aprovechando el calor de los humos de combustión gracias a la tecnología de condensación.

Caldera condensación rendimiento

Fig. 3. Explicación visual de la diferencia de rendimiento entre calderas convencionales y de condensación.

Posteriormente a conocer las calderas de condensación se acuñó el término poder calorífico superior (PCS), que ya tiene en cuenta el calor latente de vaporización del agua. Referido al PCS, el rendimiento de las calderas de condensación es por supuesto inferior al 100 %, y el rendimiento de las calderas convencionales también es sensiblemente inferior al medido sobre el PCI.

Preguntas frecuentes

¿Dónde debo expulsar los condensados?

A la red de saneamiento normal de la vivienda. A diferencia de las calderas de condensación de gasóleo, que por contener ácido sulfúrico no deben verterse al saneamiento, el gas natural y GLP no tienen azufre en su composición, por lo que no contienen sustancias corrosivas.

¿Debo cambiar mis radiadores para instalar una caldera de condensación?

Las calderas de condensación obtienen su mejor rendimiento trabajando a bajas temperaturas; como consecuencia, los emisores finales del calor deben tener mayor superficie de intercambio (radiadores más grandes) o ser de baja temperatura (sistemas radiantes o calefacción por aire).

Sin embargo, las calderas de condensación trabajando a la misma temperatura que las caldera s convencionales también mejoran su rendimiento, suponiendo igualmente un ahorro de gas. Por tanto, sería ideal cambiar los radiadores por unos mas grandes, pero no necesario.

¿Cuánto se ahorra realmente con una caldera de condensación?

En una instalación de radiadores convencionales, no diseñados para trabajar a baja temperatura, el ahorro en gas es de 14 € mensuales, 168 € al año.
En una instalación “de baja temperatura”, idónea para una caldera de condensación, el ahorro suponen 18 € al mes, es decir, 216 € anuales.

Estos datos se extraen de un estudio publicado en la revista El Instalador en 2012, que comparaba la diferencia de consumos en dos viviendas iguales, una con caldera de condensación y otra normal, pero sin comparar los diferentes sistemas de calefacción entre si, por lo que el ahorro de un sistema de baja temperatura frente a un sistema “normal” es aun mayor en la práctica.

Si quieres saber mas sobre las calderas de condensación no dudes en ponerte en contacto con nosotros. También puedes ver un video de la marca Junkers, donde explica la tecnología de condensación.

Calderas de gas

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